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LAS ARENGAS DE ISIDREZ

Fiesta

Suenan las gaitas en la alborada y en el cielo estallan retretas de 12. Los gaiteiros hacen recorren todas las calles de la aldea, en la que no queda ni un solo rincón sin engalanar. Se respiran aires de fiesta y los ojos enrojecidos de los paisanos denotan que la noche anterior hubo una gran queimada popular. Poco a poco la gente se asoma al paso de los músicos que siguen animando con sus cantigas populares. “Polo río abaixo vai unha troita de p酔 Reminiscencias de la última farra… “Eu traiooooooooo una borracheiraaaaaaaaa de vino que auga non bebo…”

Poco a poco la gente va saliendo a la calle con un destino único, los bochinches instalados en el campo de la fiesta, todos con la única idea de tomarse el primer vermú de la mañana, echar una partida de futbolín, hablar con los vecinos y si no queda más remedio, bailar un pasodoble.

Todo normal, todo en la más perfecta tradición de las fiestas patronales de “San Roque”, salvo por un pequeño detalle, que no es el tercer domingo de agosto. Pero el ambiente sigue sonando. Ayer fue un día grande, desde luego, un día especial, de esos que merecen que en la era de mi casa, en lo más alto del viejo poste, la bandera blanquiazul con su estrella roja cimbree mecida por el viento. Ayer no canté “A Internacional” ni “Os Pinos”, lo que significa que hoy no tendré resaca. Pero sí, ayer fue un día grande y hoy aún lo será más.

Es día de fiesta, pero hace tiempo que, a diferencia de mis vecinos, no me visto con mis mejores ropajes para este tipo de eventos. Quizás una camiseta nueva, con alguna leyenda reivindicativa en su pecho, unos vaqueros y mis amadas Converse All Star. Pero hoy es distinto, hoy voy a estrenar una preciosa camisa negra y probablemente me ponga un traje y unos zapatos. Porque hoy, lo merece, hoy es un día especial, pero antes, el ritual matutino que no puede faltar: café. Sin él no soy nadie así que después de vaciar la cafetera en mi estómago, empezaré a arreglarme.

En el fondo soy muy tradicional, así que tras tomar el café y vestirme, no podía ser de otra manera, me dirijo al campo de la fiesta a por esos “vermús” que me están esperando, junto con los amigotes en la barra. Es delicioso un vermú rojo, con hielo una rodaja de naranja y dependiendo del momento unas gotas de ginebra. Hablas, bebes, pelas cacahuetes y esperas tu turno para jugar al futbolín.

La orquesta empieza a tocar y como no podía ser de otra manera, comienzan con esa frase de: “Buenos días, vamos a empezar con un bonito pasodoble que se llama…” y mientras suenan las primeras notas del pasodoble la gente empieza a bailar. Es curioso ver como siempre, toquen lo que toquen, bailan de la misma manera, a no ser que sea una muñeira o algo parecido, que eso si que es nuestro y lo conocemos bien.

Yo sigo apoyado en la barra, con el vaso en la mano hablando con la gente, saludando a unos y a otros, una ronda tras otra, un pasodoble tras otro. Es día de fiesta no puede ser de otra manera. La orquesta acaba te tocar la canción y la gente aplaude. “Vamos a tocar algo que nos han pedido que espero que todos bailen y disfruten”. Al primer compás lo reconozco, es “Bailemos un Vals” de José Vélez. Bonita canción sin duda, siempre me han gustado los valses. Una voz por detrás me pregunta: “¿Bailas?” Muy correcto por mi parte declino la invitación. Es extraño, pero nunca había dicho que no a un vals, pero esta vez lo hice, no estaba yo muy bailarín. “Entonces, si no bailas con ella, no tienes motivos para no bailar conmigo”, me dijo otra dulce voz. Me viré para ver quien profería aquellas palabras y te vi, hermosa y radiante, con esa sonrisa de ángel que te caracteriza. No pude evitar abrazarte, besarte y aceptar ese vals.

Hoy es un día grande, es un día de fiesta. Hoy es la mayor fiesta de todas, estás conmigo, estamos bailando un vals, ambos sonreímos y esta vez será para siempre. “Voulez-vous danser avec moi? Quieres que bailemos un vals…” Sí, hoy es un día grande, es normal que el pueblo entero esté de fiesta.

Salud!!!
Isidrez

isidrez@isidrez.com

6 comentarios

Anónimo -

AFRODITA -

Susana ¡QUE EL AMOR NO SE IMPONE!

Rosa -

Que pena me dais las dos. Seguro que lo bailará con otra, y no seré yo. Lo dice muy claro en lo que escribe.

Princesa -

Preguntaselo? si tan segura estas.

Susanna -

Sí, pero a ti te dirá que no y lo bailará conmigo.

Princesa -

Ese vals lo tenemos pendiente de hace mucho tiempo.Besos.