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LAS ARENGAS DE ISIDREZ

Lo llaman democracia...

Dicen que dice la ley

Que somos iguales

Pero el rico nunca entra

Y el pobre nunca sale

(La Polla)

Mucho se les llena la boca a los políticos con la palabra democracia y como norma general suele ser más habitual en momentos en que las libertades están más mutiladas. Nos hacen creer que vivimos en un Estado libre y democrático, cuando realmente reducen la democracia a introducir una papeleta en una urna una vez cada cuatro años. Si bien es cierto que la situación represiva actual no es tan fuerte ocurrió en la última legislatura dictatorial, digo de mayoría absoluta, de Aznar y el Partido Popular, la reacción sigue actuando para imponer su oscura voluntad opresora. Para ello no hay más que observar como funcionan los poderes manipuladores antidemocráticos.

En primer lugar, nos encontramos a la Iglesia Católica. Olvidados totalmente de la separación entre Estado e Iglesia, siguen actuando para manipular y decidir el rumbo político. Olvidan a que su dios (sic.) dijo: “DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR”. Con una iglesia nostálgica de los “buenos tiempos” de la Inquisición y de la dictadura franquista, en los que ellos hacían y deshacían a su antojo, en los que torturaban y asesinaban impunemente, negadora totalmente de las libertades individuales, atacando cualquier síntoma de progreso e igualdad social y movilizando a sus acólitos para que repitan sus consignas bajo amenaza de quemarse en el infierno, tenemos una parte de la sociedad incapaz de pensar por si mismos y que actúan bajo la presión y el miedo. Es decir, bajo un régimen de terror. Y eso tiene un nombre…

En segundo lugar, tenemos el capital. Uno de los grandes males del mundo moderno. Sin entender de ética, derechos o libertades. Garantiza impunidad para explotar al trabajador, para invadir países, para realizar constantes acciones genocidas. El capital permite robar impunemente, permite incumplir la ley y librarse de la cárcel. Los demócratas gobernantes reciben cordialmente a dictadores y olvidan constantemente el cumplimiento de los Derechos Humanos con el salvoconducto del petróleo y ahogan la economía de los ciudadanos con hipotecas mientras sus cuentas corrientes engordan gracias a las recalificaciones de te los terrenos. Aún así, no pasa nada, gracias a los “mass media”, convertidos en la voz de su amo, que logran engañar y manipular al pueblo.

En tercer lugar, tenemos a los jueces. Haciendo cada vez más obvio eso de: “Montesquieu ha muerto”, olvidan constantemente su independencia y objetividad. No solo se olvidan de la ley, si no que utilizan la justicia de modo partidista, poniéndola a trabajar al servicio de una ideología política. Cuando la acción judicial y sus sentencias no tratan de encontrar la verdad, ni de hacer justicia, si no de favorecer a un partido político y perjudicar a otro, cuando los jueces se ponen al servicio de una ideología, las consecuencias son terribles, ya que nos acercan cada vez más a un régimen totalitario, a un régimen fascista. Es por esto que en las últimas semanas hemos visto como se dictan sentencias condenatorias por ejercer el derecho a la libertad de expresión. Y, como no podía ser de otra manera, los medios de comunicación, ejerciendo su labor propagandística, maquillan la realidad para defender a su amo y manipular al pueblo.

¿Democracia? ¿Qué democracia? Todos callados y sumisos, no vaya a ser que el “Estado de Derecho se entere y acabemos entre rejas, a no ser que tengamos la suficiente pasta para no nos encierren y encima nos convirtamos en héroes.

Salud!!!

Isidrez

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