Blogia
LAS ARENGAS DE ISIDREZ

Pesadillas

Ha vuelto a suceder. Esta noche han vuelto a invadirme esas horribles pesadillas y he vuelto a despertar empapado en sudor frío. No sé que está pasando, pero cada vez son más reales. Antes podía despertarme en cuanto comenzaba a sufrir, ahora no, cada vez dura más la sucesión de dolor, las imágenes crueles y cada vez me cuesta más diferenciar la realidad de mis sueños. Lo peor es que ya no queda nadie en quien confiar, nadie a quien contar lo que me está ocurriendo, todos han desaparecido. No sé si han escapado o están muertos, no puedo recordarlos, ni tan siquiera puedo saber como eran sus rostros. Mis únicos recuerdos son esas pesadillas, ese dolor, como si fuera lo único que ha ocurrido en mi vida. Sólo tengo esos recuerdos de muerte y tortura, esos cuerpos mutilados, esas caras deformadas. Necesito salir, huir, pero no tengo fuerzas para moverme, mi cerebro ordena, pero mis miembros no responden. Con miedo alargo mi mano para comprobar que aún conservo mis piernas. Tengo miedo, no me atrevo a tocar y descubrir la más cruel realidad. Sí, lo haré, ya no tengo nada que perder, en cualquier caso me serviría como excusa final para acabar con todo. Mi mano se acerca a mi pierna derecha y la nota en su sitio, como siempre, igual que la izquierda. Sólo estoy cansado, nada más. Las pesadillas me han dejado sin fuerzas. Debería descansar un poco más y luego salir. Pero tengo miedo, no quiero volver a dormir. Si duermo seguro que volverán y puedo ya no vuelva despertar nunca más. Mis párpados son cada vez más pesados, mis ojos se están cerrando y mi consciencia se des...va...ne...ce....

¿Qué es ese ruido que se oye al fondo? Parece agua, como si fuera un río. Abro los ojos. Vaya debí haberme quedado dormido bajo este árbol. El sol brilla en un precioso cielo azul y el campo esta florecido. Las ramas de los árboles se cimbrean a merced de la brisa formando una hermosa coreografía. Que sueño más raro tuve, demasiado apocalíptico. Creo que será mejor que vuelva a casa, ya he tenido demasiadas emociones por hoy y mi psique no puede más. ¿Qué ocurre? Los pájaros han dejado de cantar y un silencio desolador invade todo el ambiente. No se oye nada, ni tan siquiera el sonido del río. No puede ser que el río se haya parado. ¿Qué está pasando? Creo que necesito un psiquiatra urgentemente, mi cabeza no está nada bien. Me parece que he oído mi nombre. ¿Quién me llamará? Otra vez, ahora más claro y más cerca, pero no veo a nadie. Tengo miedo, pánico, terror. Quiero gritar pero no logro que mis palabras fluyan, solo están en mi cabeza. Algo ha tocado mi espalda, no quiero mirar, no quiero descubrir la realidad. Noto sus manos como cuchillas rasgando mi piel. La sangre está empapando lo que queda de mi piel, puedo sentirla, como baja, caliente y húmeda. Noto que esas óseas cuchillas están ahora en mi cuello. Ojalá acabe pronto con esta tortura, no sé si podré seguir soportándolo. Ojalá haga un corte certero en mi yugular, para que pueda desangrarme y morir de una vez. Ahora puedo ver perfectamente que era lo que me torturaba. Es una mano esquelética con largas y afiladas uñas. Puedo verla perfectamente, está delante de mi cara. Puedo notar el fétido aliento de la criatura en mi cuello. Quiero que acabe de una vez conmigo, no quiero seguir con esto. Acaba de sacarme el ojo izquierdo, el dolor cada vez es más fuerte e insufrible, pero no lo suficiente para que pierda el sentido. No voy a morir, todavía no veo pasar toda mi vida delante de mis ojos. Siento sus dientes desgarrándome el cuello, creo que ahora podré descansar.

Sabía que no debía dormir. Esas pesadillas vuelven a mí constantemente y yo no tengo escapatoria alguna. Cada vez que despierto tengo menos fuerzas y más miedo. Creo que me estoy volviendo loco a marchas forzadas, pero no se como salir aquí, no sé dónde estoy, no sé que ha pasado. Seguramente todos han muerto, todos han sucumbido a “eso”. Otra vez vuelve a suceder, tengo la sensación de que me estoy moviendo. Sí, es como si volara. Oigo voces y llantos. Parece que vienen de un lugar cercano, pero no puedo apreciar de dónde. Voy a intentar moverme y salir. ¡Mierda, estoy atrapado! Es como si estuviera en un zulo acolchado, hecho a mi medida. La sensación de movimiento ha cesado, pero los llantos prosiguen. Hay alguien que está hablando pero no logro entender lo que dice, si pudiera gritar a lo mejor me oiría. Mis gritos se siguen quedando dentro de mi cabeza. Otra vez tengo esa sensación movimiento, esta vez es de descenso. Otra vez estoy parado. Los llantos parecen haber cesado y yo sigo aquí atrapado, como si fuera mi sepultura en... ¡Mierda, era mi entierro! Estoy en un ataúd, me han enterrado vivo. No sé que hacer, no me puedo mover. La agonía será larga y dolorosa. Por lo menos serán tres días hasta que se me agote el oxígeno, sin comer, sin beber, sin moverme. El cerebro se irá debilitando y palpitará como si estuviera a punto de estallar y yo empezaré a tener movimientos compulsivos reflejos para intentar salir. Destrozaré mis uñas, mis manos y seguramente me romperé algún hueso o alguna vértebra durante los espasmos, lo que añadirá más dolor. Pero al fin se acabará, por fin podré descasar de esta eterna pesadilla.

Mis ojos se abren y no logro reconocer lo que veo. Siento calor y frío al mismo tiempo, angustia y paz, miedo y sosiego. Quiero morir de una vez, no puedo soportar esta tortura por mucho más tiempo. No sé dónde estoy, no sé si es una pesadilla o es real. Ni tan siquiera sé si yo soy real o soy producto de la imaginación de algún loco esquizoide. La paranoia se empieza a apoderar de mí por momentos, quiero gritar, pero sigo sin poder articular palabra. Oigo pasos que se acercan. Un fétido olor se apodera del cubículo en el que me encuentro. Hay una persona delante de mí que me mira. No puedo distinguir la cara por que el reflejo de la luz de deslumbra. Quiero pedirle ayuda, aunque sea para morir. No puedo seguir así con este sufrimiento, prefiero la muerte, que la fría dama se apodere mi alma para siempre y me libere de este dolor. El hombre ha comenzado a reírse a carcajadas, cada vez más sonoras. Yo no entiendo nada. No sé de qué se ríe, por qué se ríe, yo solo quiero salir de aquí. Escucha, me dice, no puedes morir porque ya estás muerto. No puedes dejar de sufrir porque a eso es a lo que se viene al infierno.

Salud!!!
Isidrez

isidrez@isidrez.com

0 comentarios