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LAS ARENGAS DE ISIDREZ

Tumbado a la bartola


Y aquí estoy tumbado a la bartola
no estoy para nadie ni siquiera para ti
y aquí estoy tumbado a la bartola
me rasco la barriga y escucho a los Kinks

(Siniestro Total)

 

Como decían los Yellow Pixoliñas: “Lo que más me gusta de los domingos es no tener que currar”. No hay nada como levantarse tarde, por voluntad propia y no por el estruendoso sonido del despertador. Con meno sueño del habitual entre semana, puedo tirarme en el sofá, con una taza de café caliente y surfear por los canales televisivos, evitando, claro está, los que estén retransmitiendo una misa en directo.

 

Ciertamente, las mañanas de domingo se han convertido en un ritual que rara vez se rompe, ni la peor de las resacas ha sido capaz nunca de romper. Bueno, reconozco que lo único capaz de hacerlo son los consecutivos emparejamientos y matrimonios de los colegas, pero que le vamos a hacer, lo único que lo varía es que lo que antes duraba hasta el final del partido del plus, ahora solo dura hasta la hora de comer.

 

Como domingo que es hoy, el ritual se ha cumplido como de costumbre. Me he levantado tarde, me he tomado el café enfrente del televisor y me he ido a tomar los “vermús” de rigor con sus correspondientes  y deliciosas tapas (paella, callos, gambas…). Todo ello, como antes dije hasta la hora de comer.

 

Es ahora cuando llega la mejor parte de la tarde. Tras una deliciosa comida, nada como tirarse en el sofá, con la tele puesta y el cerebro en “stand-by”. Nada más que hacer, nada en que pensar. Empezar a ver una película, cerrar los ojos, volver a abrirlos cuando ya empezó otra… El teléfono no suena y el silencio se apodera de todo. Tal vez debería aprovechar para limpiar la casa, pero seamos sinceros, es mejor pasar la tarde en el sofá, tumbado a la bartola. Además, acabo de encontrar un canal en el que están poniendo un maratón de La Pantera Rosa, así que no ya no hay excusa para moverme del sofá.

 

Salud!!!

ISIDREZ

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